Y respondió Moisés delante de Jehová: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios? - Éxodo 6:12
Después de haber superado sus sentimientos de inferioridad y contando con la colaboración de su hermano Aarón, Moisés está preparado para enfrentar al Faraón. Esta fue la primera gran oposición a la que tuvieron que enfrentarse Moisés y Aarón. Ellos la soportaron, pero el pueblo no (5:20-21, 6:9).
Esta primera vez, no sólo no fue fácil, sino que además despertó en Moisés viejos sentimientos de inferioridad. Sintió que no había logrado absolutamente nada. Y parecía como que Dios en vez de ayudarlos los estaba dejando completamente solos.
¿Te sentiste alguna vez así? En medio de una situación en la que te habías propuesto obedecer a Dios, soportaste la presión y la oposición, y sin embargo sentiste que no obtenías ningún resultado, y para colmo las cosas se ponían peor. Mayores burlas, mayores indiferencias, mayores rechazos. ¿Vale la pena esforzarse tanto para que todo empeore?
El pueblo, Moisés, Aarón, todos se desanimaron mucho. ¿Qué fue lo que hizo Dios inmediatamente? ¿Cuáles fueron sus palabras para todos ellos?
Les recordó quién es Él. ¿Quién es? (6:2-3).
Les recordó un antiguo pacto. ¿Cuál? (6:4-5).
Les confirmó una promesa. ¿Cuál? (6:6-8).
Así es Dios. Él no hace las cosas a las apuradas (porque todo esto llevó su tiempo). Él no se desespera, ni se desalienta como nosotros. Él sabe que a su tiempo se cumplirán sus objetivos. Sin embargo él no actúa por su propia cuenta. No sé por qué, pero todo lo que Dios hace o quiere hacer, siempre lo realiza por medios de personas, de hijos suyos. No se fija mucho en la edad, pero sí mira a fondo el corazón. Tu corazón y el mío.
Piénsalo.
Dios tiene tiempo para hacer las cosas y aunque te parezca que todo empeora por estar en obediencia a Dios, no te desalientes. Él está probando tu fe, tu perseverancia y tu obediencia. Todo esto es muy fácil dentro de la iglesia, pero cuando tienes oposiciones, cuando se ríen de lo que crees no es fácil, pero es allí donde Dios te pone a prueba.
No olvides tampoco quién es tu real enemigo. Tus enemigos no son los que te tratan de santulón, ni tus padres cuando te prohiben ir a la iglesia o no te permiten escuchar música cristiana. Tu verdadero enemigo es Satanás.
Tu lucha es espiritual y aunque parezca, a simple vista, que “no pasa nada”, cree que tu “vara” se comerá la de ellos. Tú permanecerás mientras ellos serán humillados. Tu santidad y tu obediencia no son en vano. Dios tiene sus métodos. Créele, Él sabe lo que hace y sabe cómo hacerlo.
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”
Por Edgardo Tosoni
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