Llegar a fin de mes, para muchos siempre es complicado. Sin embargo, en esta serie de artículos veremos como aplicar los principios de administración que Dios nos ha dejado en su palabra, y eliminar de una vez por todas las tensiones financieras.
Una guía práctica respecto de qué hacer para obtener paz y libertad económica, con una base que no encuentra fundamentada en una falsa teoría de la prosperidad, sino en siete principios bíblicos de administración que se encuentran en las escrituras, y podemos aplicar a nuestra vida diaria para disfrutar plenamente del plan que Dios tiene para nosotros.
Siete Principios Bíblicos sobre la Administración de nuestras finanzas.
1. Dios es dueño de todo (Salmo 24:1; 50:12; 1 Crónicas 29:13, 14). Como cristianos, entendemos que nada hemos traído a este mundo, y que nada nos llevaremos de él. Mientras vivimos, sólo somos administradores de lo que Dios nos ha confiado. Lo único importante es ser fiel.
2. Debemos conceder el primer lugar a Dios y a sus sabios consejos (Proverbios 3:5-9; Mateo 6:33). El Señor puede ver nuestras vidas de comienzo a fin. Él sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros y desea que prosperemos. Esto no significa sólo preguntarse “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”, sino más bien “¿Cuál es su consejo respecto a esta área de la vida?”
3. Nuestro propósito en la vida es glorificar a Dios (Mateo 5:16; 1 Corintios 10:31). Las personas con mente secular buscan prosperar para gastar y acumular. Los cristianos buscan prosperar para atender sus propias necesidades, ayudar a los demás y contribuir al avance de la causa de Dios. Saben que son embajadores del Reino de los Cielos.
4. La prosperidad consiste en tener lo que necesitamos cuando lo necesitamos (Filipenses 4:19; Isaías 26:3). Dios no nos ha prometido que si somos cristianos seremos ricos a los ojos del mundo. Pero nos ha prometido que si le servimos de corazón, atenderá nuestras necesidades, estará con nosotros donde vayamos y nos concederá paz interior.
5. Es malo tener deudas (Proverbios 22:7; Romanos 13:8; Salmo 37:21). Reconocer y aplicar este principio puede traer paz a nuestras familias y prosperidad a la causa de Dios más que ninguna otra cosa. Las deudas causan estrés individual y conflictos familiares.
6. El diezmo es la evidencia mínima de nuestro compromiso cristiano (Génesis14:20; 28:20-22; Levítico 27:30; Malaquías 3:6-11). Desde la perspectiva de alguien que lee la Biblia cada año para tener una visión más amplia de la vida, puedo decir que en ningún lugar de la Biblia se dice que sólo un diez por ciento de nuestras ganancias pertenece a Dios. La incapacidad de reconocer y practicar este principio nos separa de la sabiduría y bendición divinas (ver Deuteronomio 28).
7. Todos deberemos dar cuenta a Dios de la manera en que administramos el dinero (Mateo 25:19-29; 2 Corintios 5:10; Apocalipsis 22:12). No hay nada más cierto en la Biblia que el hecho del juicio divino al fin de la historia humana. Al arreglar las cuentas con sus hijos fieles, Dios les dirá: “Muy bien, eres un empleado bueno y fiel; ya que fuiste fiel en lo poco, te pondrá a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo” (Mateo 25:21, VP).
Continuamos la próxima semana...
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